Aislantes Térmicos
Los aislantes térmicos son materiales usados en construcción que reducen el paso del calor o el frío entre objetos en contacto o dentro de su alcance. En definitiva, son los materiales que favorecen la eficiencia energética.
Una vivienda bien aislada térmicamente ofrece las siguientes ventajas:
- Comodidad y bienestar en la vivienda:
Un buen aislamiento garantiza una temperatura agradable y constante en el interior de una vivienda, independientemente de la temperatura en el exterior.
- Prevención de humedades y moho:
No existen puntos fríos donde se condense la humedad ambiente evitando humedades por condensación.
- Ahorro energético:
Dependiendo del tipo de aislamiento y el tipo de vivienda, los ahorros pueden ser superiores al 50% del gasto total en climatización.
- Cuidado del medioambiente:
Se consume menos energía, reduciendo las emisiones de CO₂.
Todos los aislantes térmicos cumplen su función aislante, pero sus características compositivas los hacen más o menos adecuados para según qué circunstancias.
Podríamos dividir los tipos más comunes de la siguiente manera:
Aislantes térmicos sintéticos
- Poliestireno expandido (PSE), material denso con baja conductividad térmica. Ofrece buena resistencia térmica sin demasiado grosor. Forma de panel.
- Poliestireno extruido (XPS), similar al expandido, pero se puede mojar debido a su baja absorbencia. Uso predilecto en viviendas.
- Espuma de poliuretano (PUR), mejor rendimiento que las anteriores, aunque su formato es en espuma para proyectar. Actúa tanto de aislante como de relleno.
- Rollos reflexivos, de una o varias capas y grosor variable, ideales para zonas climáticas con temperaturas uniformes. Basado en cámaras de aire.
Lanas minerales
- Lana de roca (SW), presentada en forma de manta, se obtiene calentando roca mezclada con aglomerantes.
- Lana de vidrio (GW), formato similar a la lana de roca, aunque procede de la fusión de arenas. Mejor aislante acústico y resiste mejor la humedad.
- Paneles sándwich, permiten reducir los trabajos de rehabilitación, ya que además de aislar, sirven de acabado para fachadas, muros, cubiertas y techos.
Aislantes de origen natural
- Cáñamo.
- Lino.
- Algodón.
- Celulosa.
- Fibras de madera.
- Lana de oveja.
- Plumas de pato.
Nueva generación
- Aerogel, con materiales que contienen gas en su estructura, lo que confiere propiedades de aislamiento térmico.
- Panel aislante sobre vacío, con un concepto similar al aerogel, pero en lugar de gas, se utiliza el vacío.
Aislamientos térmicos para techos y paredes
Para aislar paredes se recomienda emplear aislamientos térmicos de lana mineral o de origen natural.
Los techos, en cambio, requieren materiales distintos, ya que conectan directamente con el exterior y conviene tener presente consideraciones como las características térmicas del lugar, el tipo de vivienda o la necesidad o no de obra:
- Aislamiento insuflado, inyectando el aislamiento a granel sin requerimiento de obra.
- Techo invertido, disponiendo placas de poliestireno expandido sobre membranas hidrófugas, consiguiendo protección adicional, alargando la vida útil del techo.
- Pintura cerámica, revestimiento de alta prestación que se aplica sobre el techo y reduce su temperatura sensiblemente.
Ayudas Europeas, ¿En qué consisten y cómo se solicitan?
Desde este verano es posible solicitar las ayudas europeas en forma de subvenciones dirigidas a mejorar el ahorro energético en la vivienda. Estos fondos (Next Generation) dan la posibilidad de rehabilitar el envejecido parque de viviendas español (más de la mitad de las construcciones tienen más de 40 años) y conseguir edificios más sostenibles y eficientes.
Según datos obtenidos gracias al Certificado Energético de la vivienda (CEE), documento oficial y obligatorio que determina las características energéticas de un inmueble, más del 80% de las edificaciones españolas obtienen mala nota en cuanto a la eficiencia en el gasto energético.
De manera adicional al desgaste debido a la edad de las construcciones, las viviendas requieren una actualización de elementos tales como calderas, aislamiento e iluminación, cuyas mejoras supondrán una reducción tanto de la huella ambiental como de la factura mensual de los contribuyentes.
Desde el Gobierno se han fijado unos objetivos en cuanto a la rehabilitación de edificios en sintonía con los objetivos que tiene el país de ahorro energético, marcando como objetivo el rehabilitar 1.200.000 viviendas para el año 2030 y alcanzar los 7 millones de viviendas en 2050. Cifras que gracias a los fondos europeos se creen realistas.
Las ayudas serán accesibles tanto para las comunidades de vecinos como para los propietarios particulares. La cantidad de las ayudas obtenidas será variable y dependerá del grado de ahorro energético conseguido con las reformas y su aplicación será de dos formas:
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Ayudas fiscales
Basta con incluir en la declaración del IRPF la cantidad invertida en rehabilitación que cumpla con los requisitos exigidos para recibir una deducción fiscal automática.
Un propietario se puede beneficiar de una deducción fiscal del 60 % de la inversión en rehabilitación, con un límite de inversión de 15.000 euros por vivienda.
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Ayudas económicas directas
En este caso es necesario presentar un estudio de certificación energética antes de la rehabilitación. Al terminar las obras se deberá justificar el ahorro energético logrado con una nueva certificación energética para poder recibir el pago de las ayudas correspondientes.
Este proceso debe ir acompañado de una financiación bancaria que complemente todo periodo transitorio entre la concesión de la ayuda y el pago final de la misma.