La impermeabilización es una parte importante de cualquier proyecto de construcción, ayuda a proteger el edificio de los daños causados por el agua durante las tormentas o cuando hay inundaciones en la zona.
Los hidrofugantes se aplican a las superficies que están expuestas al agua, mientras que los agentes impermeabilizantes se aplican a las superficies para impedir el paso de la humedad.
Aunque parezca que los tratamientos hidrófugos e impermeabilizantes cubran problemas y tengan propiedades similares, aportan cualidades únicas que os trataremos de explicar a continuación.
¿Qué propiedades tiene un producto impermeable?
La impermeabilización consiste en formar una capa protectora sobre el material tratado, como la fachada de una casa, y gracias a su capacidad para impedir el paso de agua, aire y otros fluidos, esta protección sirve como barrera frente a la lluvia, la humedad del ambiente, inundaciones, suciedad, polvo y otros fenómenos atmosféricos o hídricos, dependiendo de las propiedades del producto aplicado.
Existen diferentes tipos de agentes impermeabilizantes, que podríamos clasificar como activos o pasivos. Los agentes impermeabilizantes activos requieren un catalizador para activar el producto y hacer que sea efectivo, mientras que los agentes impermeabilizantes pasivos no requieren un catalizador y son efectivos después de ser aplicados a la superficie. Se pueden usar en una variedad de superficies que incluyen cemento, madera, metal y plástico.
Los productos químicos de impermeabilización también pueden clasificarse por su método de aplicación. Los tratamientos superficiales se aplican al exterior de un edificio, mientras que los revestimientos se aplican al interior de un edificio.
Existen varios tipos de tratamientos superficiales: revestimientos , selladores y membranas. Los revestimientos son el tipo más común de tratamiento de superficies, y se aplican al exterior de un edificio, los sellantes se aplican a la superficie de un edificio para crear una barrera impermeable, mientras que las membranas son un tipo de sellador que se aplica al interior de un edificio.
La impermeabilización no se limita a estructuras, sus propiedades son muy requeridas en la fabricación de pinturas y otros recubrimientos estéticos.
¿Qué propiedades tiene un producto hidrófugo?
La aplicación de un producto hidrófugo consiste en aplicar un tratamiento químico que impide la absorción de agua de un material sin sellar sus poros, es decir, sin que exista una capa o membrana por encima que impida la transpirabilidad del material y que el vapor de agua pueda pasar a través del mismo, ya que no afecta a su permeabilidad.
Este tratamiento es ideal para cualquier superficie porosa y que absorba mucha humedad como las fachadas de piedra de los edificios.
Los productos hidrófugos más usados son barnices, morteros o antideslizantes, que evitan posibles accidentes además de proteger de la humedad y que se aplican sobre superficies cerámicas, pavimentos o suelos de piedra, ya que a sus propiedades hay que sumar que además muchos antideslizantes son fungicidas y protegen de los rayos ultravioleta, aumentando la durabilidad de material y facilitando su mantenimiento.
Al igual que los productos impermeabilizantes, su uso no se limita a las infraestructuras, los productos hidrófugos se utilizan actualmente en la fabricación de tejidos para uso laboral, tapizar mobiliario o la fabricación de prendas que deben secarse rápidamente, como aquellas destinadas a jardinería, recogida de basuras o sanidad.
¿Cuáles son las principales diferencias?
En lo que respecta a sus desventajas, los materiales impermeabilizados ofrecen aislamiento total respecto al agua y los líquidos, no tienen apenas transpiración e impiden el secado rápido del material en caso de que existan filtraciones, haciendo que el agua permanezca sobre el objeto impermeabilizado y no se seque.
En cuanto a los tratamientos hidrofugantes, soportan un nivel de presión menor debido a que sí facilitan el paso de líquidos, siendo una opción peor que la impermeabilización si el producto a tratar va a estar sometido a una exposición alta o constante de líquidos.
Otra diferencia sería la estética, la impermeabilización crea una capa aislante, que puede afectar a la textura y color del material, mientras que los productos hidrófugos son químicos que no dejan residuos físicos.
Por último también existen diferencias en cuanto al tratamiento. Si se quiere impermeabilizar algo debe ser secado a la perfección previamente, ya que el resultado final carece de transpirabilidad y puede resultar en podredumbre y otros desperfectos, mientras que para aplicar un tratamiento hidrofugante el proceso de secado no es necesario, ya que el resultado final es un material transpirable que permite un secado posterior.
Lo mejor, uso conjunto de ambas técnicas
Ya hay en el mercado productos capaces de ofrecer ambos tratamientos, como por ejemplo pinturas que ofrecen impermeabilización hidrofugante, garantizando las ventajas de ambos mundos.
La aplicación de estas pinturas producen impermeabilidad a la vez que transpirabilidad, otorgando un acabado estético más atractivo al edificio o construcción, y a primera vista no se distingue de cualquier otra pintura a pesar de contar con todas las propiedades que ofrecen estos tratamientos.